lunes, 14 de febrero de 2011

Mario Cruz-Muere Dulce Bebe

Duérmete niño, duérmete ya,
que cuando nazcas, mami te matara.
Eres el odioso recuerdo de un hombre, una playa, una noche
de noviembre,
el oleaje blanco te transporto de la oscuridad a mi vientre;
quiero olvidar, pero tu creces devorándome por dentro,
no me importa lo que opine el cielo
apenas tu cabeza asome entre mis piernas, la cortare.


Mami ¿esa es tu voz?
¿del mismo vientre que me alimenta fluyen tus amenazas?
Mamila linda yo no te dije que te acostaras con papa
yo vivía en paz en el espacio.
Y ahora floto dentro de tu matriz y me gusta;
pero mama, lo que quieres hacer conmigo esta my mal,
así que voy a pensar como evitarlo.


Oh tal vez sea mejor ahorcarte con tu cordón umbilical:
no, puede romperse, mejor lo haré con las cintas rosas
de mi vestido de quince años.
Puedo sentir como pateas mi vientre y mis sueños.
Dulce bebe mi vida es solo mía,
este viaje solo lleva a un pasajero que soy yo:
los polizontes son arrojados al océano de ninguna parte.


El tiempo transcurre...
Ahora soy consciente de cada parte de mi cuerpo.
Todo es tan frágil, y al mismo tiempo tan moldeable...
si tu pudieras ver, mama, como logro a voluntad las transformaciones,
te sorprenderías, estarías orgullosa de mi...


Solo faltan dos meses.
¿No te alegra? dos meses para tu ejecución;
mi vagina será tu cadalso, niño mi,
oyendo a Cri, cri afilo el cuchillo para tu ejecución


Mamita siempre tan estúpida,
lo fuiste para abrir las piernas y ahora para abrir la boca.
¿No se te ocurre pensar, perra, que estoy al tanto de tus planes?
Ah, si pudieras ver como yo, con los ojos de papa,
como crecen mis garras, mis colmillos y mi furia...


Los dolores me golpean como las olas de aquella noche,
pero cada contracción me hace reír como hiena.
Exalto al reloj biológico que te aproxima a tu muerte:
el dolor es placer, aunque para ti, hijo mío,
el dolor será lo primero y lo ultimo que te daré.


Deja de amenazarme, idiota, y prepárate.
Todos mis dientes están formados.
Mi pecho se ha expandido, mi cráneo se ha agrandado:
soy tu hijo, echo a imagen y semejanza de ti.
Nueve meses de tu odio m e nutrieron al máximo,
y ahora que al fin se abre el cuello de tu matriz
iré a tu encuentro para que me tomes en tus brazos.


¡Sal de mi cuerpo! ¡Nunca fuiste bienvenido!
¡Tampoco tu!
¡Estoy lista para despedazarte!
¡Y yo para arrancarte la lengua! ¡Sal de mi ahora! ¡Soy libre!
Todavía no, mami...
¿Qué? ¿Tu ablaste? ¡No puede ser!
Al fin me escuchas...
¡Dios mío!
No, no es tu Dios.


¡Vete, monstruo! ¡Aléjate!
Sientes mis garras, mami...
¡Muérete ya maldito! ¡Muérete!

(Y la mujer llora al contemplarse a si misma, bañada en la sangre de
su hijo moribundo)


¿Que pasa, estúpida? ¿Porque lloras?
Perdóname, Dios. ¡Perdóname!
¿Que? ¿Ahora te arrepientes?
No debí hacer esto. Perdóname, Dios...
¡Cállate!
Hijo, perdóname... Debí espérate con amor... Debí entender que eras
una bendición...
Madre, tu no eres digna de que vengas a mi. Una palabra bastara
para escupirte...



(Y con la muerte se extinguen las voces)

1 comentarios:

Iván Del Valle dijo...

Impresionante.

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